Accidente laboral en Mad Cool 2017

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Pedro Aunion

Creo que no voy a poder olvidar la sonrisa de Pedro.

El viernes estuve con un compañero de curro en el festival Mad Cool en Madrid. Llegamos un poco tarde pero con tiempo de sobra para pillar el mismo sitio que el jueves, para ver el concierto de Green Day. Llegamos como 45 minutos o una hnora antes de que empezara el concierto. El viernes por fin funcionaban las pantallas a izquierda y derecha del escenario principal, que en ese momento se estaban usando para proyectar algún anuncio y contenidos visuales. Todo OK.

Cuando ya no quedaba mucho para que arrancara el concierto, y toda la explanada del escenario estaba ya llena de gente, arrancó la actuación para animar un poco el ambiente. El día anterior para ver a los Foo Fighters también habíamos tenido una actividad parecida, cuatro o cinco artistas danzaron elevadas con una grúa un poco al estilo de la Danza de los Voladores mexicana. El caso es que el viernes un artista arrancaba bailando en una caja de paredes de plástico transparente. Era Pedro. Recuerdo su sonrisa proyectada sobre la enorme pantalla a la izquierda del escenario. Ignoro si se vio reflejado en ella pero sonreía y se le veía seguro y confiado. A mí estas actuaciones no es que me provoquen (o provocaban) demasiado efecto, digamos que simplemente me las tomaba como una actuación, y la parte acrobática o de riesgo la verdad es que no me estimulaban lo más mínimo.

En fin, el caso es que comienzan a elevar la caja con Pedro dentro. La caja no tenía suelo y Pedro iba sujeto por un arnés. Durante un par de minutos, mientras sonaba Purple Rain, Pedro bailaba dentro de la caja girando y moviéndose entre los ejes del cubo. Sobre todo le miraba desde la pantalla ya que desde nuestra distancia Pedro era un objeto pequeño y la cámara tenía mejor ángulo. De repente Pedro cae del plano de la cámara, giro la cabeza un poco a la izquierda y le veo caer hasta perderse de vista.

En un primer momento pensé, como la mayoría de los que estábamos allí, que había hecho un fin dramático haciendo una especie de salto de puenting y que lo veríamos balanceándose a un par de metros del suelo y terminar allí, qué sé yo. Todos estamos aguantando el aliento, y aunque lo intento, yo no consigo ver la escota de la que estaba sujeto y que había visto recogida en los primeros momentos de la actuación cuando estaba en el suelo por lo que pienso en lo peor. De repente la cámara que parece que no sabe muy bien qué hacer, titubea y se mueve de un lado a otro, un par de segundos después consigue llegar al suelo y vemos unos sanitarios con sus trajes naranjas y la cámara corta inmeiatamente. Está claro que eso ha sido un accidente y nos quedamos todos mirándonos como para confirmar que lo que hemos visto era real.

Creo que no voy a poder olvidar la sonrisa de Pedro.

Yo inmediatamente abro twitter y no veo gran cosa. Durante los siguientes minutos por la red social se producen los típicos comentarios de incredulidad, alguien incluso consigue subir un vídeo. Configuro el móvil para que me llegue una notificación si la cuenta oficial del festival publica cualquier mensaje para intentar saber cuanto antes cómo está.

Llega una ambulancia y se colocan unos paneles alrededor del lugar donde ha caído Pedro. Se ha caído desde unos 20 o 25 metros, yo pienso inmediatamente que tiene que haber muerto en el acto y que lo más probable es que se cancele o se retrase el concierto bastantes horas porque si ha muerto tiene que venir un juez a levantar el cuerpo.

El caso es que pasan los minutos, en algún momento la ambulancia se va (con algunos tímidos aplausos de la gente) y al poco se empiezan a oír pitidos. Con 45 minutos de retraso el concierto arranca con el Bohemian Rhapsody de Queen. Yo sigo mirando el teléfono cada pocos minutos porque necesito saber qué ha pasado. En un momento dado no me puedo creer lo que estoy viendo y no puedo evitar escribir algo.

Se estampa un perico delante de todo el mundo y hacemos el concierto como si nada. Nihilismo total.

— Jorge Sanz (@xurxosanz) 7 de julio de 2017

El concierto dura dos horas y media. Green Day y en especial su cantante hacen un buen espectáculo. Yo no puedo parar de pensar si lo saben o no. Quiero pensar que no lo saben, porque de saberlo el cinismo sería insoportable. Pero lo que sí está claro es que todos los demás sí lo sabemos. Tal vez ellos no, pero el resto .

Creo que no voy a poder olvidar la sonrisa de Pedro.

No es hasta las 3 y pico de la madrugada que la organización del festival no publica un comunicado oficial. Como tengo activadas las notificaciones lo leo inmediatamente. Me alucina que publiquen un mensaje tan corto y falto de toda sensibilidad. Ni siquiera dicen el nombre del acróbata y no puedo evitar contestarles. De hecho fui el primero.

Tenía nombre el artista?

— Jorge Sanz (@xurxosanz) 8 de julio de 2017

Antes de irme a dormir veo que el grupo ha tuiteado que no lo sabían. Al día siguiente la organización explica, entre otras cosas, las razones por las que no lo dijeron, que yo no voy a valorar. Se nota que en el segundo comunicado alguien con tres neuronas les ha ayudado a redactar un texto mucho más completo y razonado. Igualmente, Billie Joe Armstrong el cantante de Green Day, postea en Facebook (creo) toda la cronología de la noche desde su punto de vista y que si llegan a saber lo que pasó no hubieran actuado. ¿Qué pensará este hombre de la gente que fue a verles? Tiene que ser una sensación muy extraña la de darte cuenta de que miles de personas han visto algo horrible justo unos minutos antes de que tú salieras a actuar dándolo todo, cuando les hablaste del amor, de la felicidad, etc. etc.

En cualquier caso, yo no puedo parar de pensar que junto con otras no sé, 10 o 15 mil personas, vi caer mortalmente a Pedro, que vi cómo se iba la ambulancia sin luces ni sirenas y que luego incluso se puede decir que en cierta manera conseguí disfrutar de un concierto de un grupo de música enorme.

No creo que haya un grupo de música que consiga alienarme tanto como para olvidarme de todo. Es cierto que en parte la música es para eso, y no puedo culpar a la gente de que disfrutara del concierto. En caliente me parecía un ejercicio nihilista total, en frío no tanto. Pero la verdad es que no puedo dejar de pensar en la sonrisa de Pedro, tan solo unos minutos antes de que un terrible error nos privara de su arte para siempre.

Creo que no voy a poder olvidar la sonrisa de Pedro.