Saber Esperar

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Un día hermoso Adela, la mariposa se fue a dar un paseo. En cuanto se apoyó en una plantita vio una oruga, tan pero tan pequeña, que le llamó especialmente la atención. Pensó que era muy hermosa, pero como no sabía qué era realmente, fue a preguntarle a su mamá:

– ¿Mamá qué es esto?

Su mamá le dijo:

– Es una oruga y de ella nacerá una preciosa mariposa, primero será un gusanito y luego nacerá una hermosa mariposa como tú.

Emocionada, Adela emprendió vuelo y fue a contarle lo sucedido a sus amigas, Lucia, Martina, Marisa, Gina y Ayelén. Adela les invitó a ir a ver a la oruga y al llegar Ayelén, la mayor de todas exclamó:

– Pero qué cosa más fea, dijo nada más ver a la oruga.

Martina le apoyó:

– Sí, es cierto, es horrible.

– ¡Este capullo es precioso, esperen y verán!, respondió Adela muy convencida.

Sus amigas no lo tenían tan claro, así que se despidieron rápidamente y le dijeron que regresarían al día siguiente para ver si ya había cambiado de aspecto. Adela estaba tan enfadada porque sus amigas no le creyesen que apenas pudo pegar ojo durante la noche. Quería que la oruga se convirtiese rápidamente en mariposa para que sus amigas se convencieran. Al otro día se levantó temprano y fue a ver a su amiga Ayelén:

– Veamos qué ha pasado con la oruga.

Cuando llegaron, ya estaban allí Lucia, Martina, Marisa y Gina. Las amigas se burlaron de Adela.

– Ves. Sigue siendo horrible. ¡Ja! ¡Ja!, le dijeron.

Adela les pidió esperar un día más y regresar. Al día siguiente todas volvieron y se encontraron con que la fea oruga se había convertido en una mariposita preciosa y muy simpática.

– Ven chicas, no hay que tener tantos prejuicios y sobre todo hay que tener paciencia para saber esperar.

Las mejores cosas de la vida se disfrutan más cuando sabemos esperar por ellas.

Adaptación del original de Daiara Olave