La alcachofa sonriente

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Había una vez una alcachofa que crecía en un huerto en la huerta de Murcia. La alcachofa era muy especial, porque siempre estaba sonriendo. Tenía una sonrisa grande y blanca, que iluminaba el huerto.

Los demás vegetales del huerto admiraban la sonrisa de la alcachofa. La lechuga le decía: “¡Tu sonrisa es tan bonita, alcachofa!”. El tomate le decía: “¡Siempre estás tan feliz, alcachofa!”. Y la cebolla le decía: “¡Con tu sonrisa, el huerto es mucho más alegre!”.

La alcachofa estaba muy contenta de que los demás vegetales la admiraran. Le gustaba hacer feliz a la gente.

Un día, un niño llamado Juanito visitó el huerto con sus padres. Juanito era un niño muy curioso. Le encantaba explorar el huerto y conocer todos los vegetales.

Cuando Juanito vio la alcachofa, se quedó asombrado. Nunca había visto una alcachofa sonriente.

– ¡Mira, papá! -dijo Juanito-. ¡Esa alcachofa está sonriendo!

El padre de Juanito se acercó a la alcachofa y le sonrió.

– Hola, alcachofa -dijo el padre de Juanito-. ¿Por qué estás tan feliz?

La alcachofa sonrió aún más.

– Porque me gusta hacer feliz a la gente -dijo la alcachofa-. Me gusta que los demás estén contentos.

Juanito y sus padres se quedaron un rato más en el huerto, admirando la alcachofa sonriente.

– ¡Nos vamos, Juanito -dijo el padre de Juanito-. Pero volveremos a visitarte, alcachofa sonriente.

– ¡Hasta pronto! -dijo la alcachofa-. ¡Que seáis muy felices!

Juanito y sus padres se fueron del huerto, pero no olvidaron a la alcachofa sonriente.

Al día siguiente, Juanito fue al huerto con su amigo Luis.

– ¡Mira, Luis! -dijo Juanito-. ¡Esa alcachofa está sonriendo!

Luis se acercó a la alcachofa y también se quedó asombrado.

– ¡Es increíble! -dijo Luis-. ¡Nunca he visto una alcachofa sonriente!

La alcachofa les sonrió a Juanito y Luis.

– Hola, niños -dijo la alcachofa-. ¿Qué tal estáis?

– ¡Muy bien! -dijeron Juanito y Luis-. ¡Y tú?

– ¡Muy bien, gracias! -dijo la alcachofa-. Me gusta que me visitéis.

Juanito y Luis se quedaron un rato más en el huerto, jugando con la alcachofa sonriente.

La alcachofa estaba muy feliz de que Juanito y Luis la visitaran. Les gustaba jugar con ella y hacerla reír.

Desde ese día, Juanito y Luis visitaban a la alcachofa sonriente todos los días. La alcachofa les contaba historias y les hacía reír. Juanito y Luis estaban muy felices de tener una amiga tan especial.

La alcachofa sonriente vivió muchos años en el huerto. Siempre estuvo feliz y siempre hizo felices a los demás.


Fuente: Google Bard

Quiero un cuento de 600 palabras aproximadamente sobre una alcachofa sonriente que crecía en un huerto lleno de hortalizas y frutas en una granja en algún lugar de la huerta de Murcia. El cuento es para un niño español de tres años.