Había una vez una pareja de aviones que se llamaban Juan y Martín. Juan era un avión grande y blanco, y Martín era un avión pequeño y azul. Los dos aviones trabajaban juntos para entregar el correo a los lugares remotos de la Patagonia.

Juan y Martín eran muy buenos amigos. Les encantaba volar juntos y ver los hermosos paisajes de la Patagonia. También les encantaba conocer a las personas a las que entregaban el correo.

Un día, los amigos estaban volando por el desierto de Patagonia cuando vieron una pequeña cabaña, que estaba aislada y no había nadie cerca. Juan y Martín decidieron aterrizar y ver si podían ayudar a alguien.

Cuando aterrizaron vieron a una mujer mayor sentada en la puerta de la cabaña. La mujer estaba sola y parecía estar enferma. Se acercaron a la mujer y le preguntaron si necesitaban ayuda.

La mujer dijo que estaba enferma y que no podía salir de la cabaña. Juan y Martín le dijeron a la mujer que la llevarían al hospital. La mujer estaba muy agradecida y les dijo que eran sus ángeles de la guarda.

Juan y Martín llevaron a la mujer al hospital. El personal estaba muy agradecido por la ayuda de los avioncitos. Dijeron que la mujer estaba muy enferma y que no habría sobrevivido si Juan y Martín no la hubieran encontrado.

Los dos aviones estaban muy contentos de haber podido ayudar a la mujer. Sabían que habían hecho una diferencia en el mundo y estaban orgullosos de ser parte de la comunidad de Patagonia.

Así que los dos aviones amigos continuaron entregando el correo en los lugares remotos de Patagonia. Conocieron a muchas personas y ayudaron a muchas más. Juan y Martín eran unos héroes y muy queridos por todos los que los conocían.